Al otro lado de la pantalla jugamos a importarnos. Pero no queremos vernos, ni escucharnos. Solo deseamos leernos a ratos, por dosis, con mesura.
Se trabaja y se vive para eso: para ese no- verse casual, para ese no-encontrarse inesperado, para ese no-estar en el momento más desesperado. Se evita compartir cualquier cosa que implique un verse a los ojos o abrazarse necesitados. El objetivo es (des)conocerse hasta que no haya nada novedoso que intercambiar. La Pantalla lo es todo, y lo que no puede darte la Pantalla quedará en el inventario de las cosas irrelevantes.
12 outubro, 2013