Jamás te acomodes a las expectativas de otro. Moldear tus actitudes y adaptar tu comportamiento para complacer a alguien no es tan atractivo como parece, porque finalmente conseguirás muy poca atención de la que buscas. O de la que crees merecer.
Hay que dejarse usar, eso no podemos refutarlo completamente. Pero si te dejas usar, que sea en la medida que puedas usarlos tú también. Nunca seas un proveedor, si la retribución no es justa. Piensa que todo en este mundo está condicionado por la opresión entre clases sociales, y que las relaciones humanas también funcionarán con el mismo espíritu de las transacciones económicas. Capitaliza tu valor, y se útil. No ofrezcas más de lo que tienes, y no recibas menos de lo que pides. No correspondas gratuitamente basándote solamente en el cariño y la necesidad de atención. Las migajas no saciarán tu hambre. Es todo o nada.Y si logras convertirte en un buen capitalista: busca tu propio beneficio personal por encima de todas las cosas, aprovéchate de los incautos desesperados por invertir su amor en cualquier empresa fallida y lúcrate con el afecto incondicional de otros oprimiéndolos un poco cada vez más a medida que su adoración por ti crece.No hay un gremio para los mal amados, por lo tanto tenemos que adaptarnos o morir. Por Guillermo López Meza